martes, 14 de julio de 2009

EN MISA

Me confieso como un católico moderado… No soy muy asiduo a las misas ni a las actitudes rezanderas. Sin embargo a veces voy a una que otra misa y no se imaginan lo que uno puede ver:

- Dos viejitas que llegan a rezar el rosario. No entiendo por qué las viejitas camanduleras andan en pares… Generalmente empatan el quinto misterio de ese día, con la misa de la tarde y siempre lucen unas hermosas mantillas que parecen sacadas del vals “Amarraditos”
- Un par de niñitos que se asoman con miedo a la imagen del Santo Sepulcro. Uno le pregunta al otro en voz baja: “¿Y ese que está ahí es de verdad o también es un muñeco?”
- Otro niño le pregunta al papá: “¿Y si yo ya tengo 5 años, por qué a mi no me dejan prender una vela y a mi hermana sí. Ella sólo tiene un año más que yo?”
- Un cura de pueblo que ha venido con la familia y les muestra todas las 14 imágenes del Vía Crucis, aclarándoles que fueron talladas en Europa, antes de que naciera el Papa. La verdad es que no son talladas sino de yeso.
- Un sacristán que va acomodando en los jarrones cerca del altar las flores que todavía no se han marchitado y que generalmente son las que quedaron de un matrimonio celebrado el sábado anterior.
- Las iglesias Grandes tienen Columnas en la nave central y curiosamente en cada columna un parlante para que la misa pueda ser escuchada por todos los asistentes. Curiosamente, por cada parlante que suena, hay dos que no funcionan.
- Un par de novios que asisten a las misas de los domingos, para luego salir a comer obleas o pastelitos con masato
- Una familia muy tiesa y muy maja. Los papás y sus seis retoños; uno de ellos va a hacer la primera comunión y luce su respectivo cirio, su breviario y la cara de arrepentimiento que le acaba de dejar la confesión con el curita que se quedó dormido en el confesionario.
- Dos niños pequeñitos que ya se aburrieron de estar alzados por sus respectivas mamás y ahora en coro chillan y berrean como si les hubieran pegado sendos pellizcos. Por supuesto a las señoras no les molesta la berriantina y se quedan impávidas sin importarles un pepino la incomodidad de los demás feligreses.
- Un desfile de moda lleno de contrastes: Un señor de corbata con sombrero (En sus manos por supuesto) y un señor en bermudas y sandalias con cachucha (En sus manos por supuesto); una señorita con vestido de tonos pastel y zapatos de tacón y una señorita de blue jeans, blusita ombliguera y sandalias bajitas; dos señoras de negro o medio luto con sus respectivos misales, escapularios, mantillas, camándulas y monederos y dos sardinas con sus respectivos celulares, Ipods, gafas de sol, y bolsitos de Hello Kitty; Unos papás muy elegantes con sus hijos vestidos deportivamente y unos papás muy deportivos con sus hijos vestidos muy elegantemente.
- Tres parejas de novios haciendo curso prematrimonial; a dos de las parejas los acompañan las suegras (Las madres de ambos novios), muy felices y sonrientes y a la tercera parejita, los acompaña el suegro (Padre de la novia), con cara de Smith & Weson calibre 38, montado.
- Una delegación de monjitas con hábitos blancos que se desplazan desde el atrio hacia el altar. Otra delegación de monjitas con hábitos negros que se desplazan del altar hacia el atrio…
- Un borrachito que se quedó dormido en la última banca y que al roncar gorgorea como una cafetera con el agua hirviendo.
- El perro de siempre. El dicho popular de “Como a los perros en misa” debe hacer alusión al canchoso que siempre se cuela en las iglesias. Yo creía que alguien lo iba a tratar mal, pero la verdad es que lo dejan dormir tranquilito en el rincón que queda junto a la estatua de San Martín de Porres
- La señora asidua rezandera de las tardes cucuteñas, que llora el rosario de los martes y los viernes porque se impresiona mucho con el relato de los misterios dolorosos.

Y afuera…

- A la entrada de las iglesias se encuentra uno: Un puesto de venta de obleas; uno de estampitas, prendedores de la virgen, novenas de santos diversos y camándulas; un chino que cuida carros; un triciclo de avena y pasteles; dos hileras de carros de lado y lado de la calle y un policía bachiller que se dirige al triciclo antes mencionado con un hambre de penitente, que le cuesta seis pasteles y tres masatos, satisfacer antes de empezar a controlar el tráfico una vez terminada la misa de once; sólo a esta hora hay control del tránsito por parte de la policía, en razón a que para la misa de doce, ya se han acabado los pasteles.
- Un novio “Ad portas” de echarse la soga al cuello y muy nervioso porque que tal que la novia no le llegue?… O peor que eso… Qué tal que si le llegue?
- Unos chinos con guitarras… (Ustedes se los encuentran en todos mis artículos y yo en todos mis paseos)
- Un vendedor de tarjetas y accesorios para celular.
- Y por allá a lo lejos veo que viene Patrocinio cargando una cara de trasnocho tenaz. Viene a rezar para que yo le entregue a tiempo el artículo. Yo mejor me le escondo.... Después les cuento más


Y todo eso lo vi “Con estos ojos que se ha de comer la tierra”

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1 comentario:

  1. Que buena nota!(n_n)
    Me gusta mucho leerte porque a través de tus palabras puedo sentirme como si todavía estuviera en Cúcuta; asi que GRACIAS!!!!
    Saludos y abrazos a tus niñas!
    PD:Ya me estaba saboreando los pastelitos post-misa jijijijijiji

    Karina R.

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